viernes, 21 de septiembre de 2012

EL CONCEPTO DE CARICATURA Y CARICATURA POLÍTICA [11]


La mayor parte de las investigaciones realizadas en torno a esta temática inician principalmente con la precisión conceptual del término caricatura. Muchos de los escritos consultados definen el concepto teniendo como fuente principal los diccionarios de la época en donde fueron concebidas éstas. Por ejemplo el texto de “Caricatura en Bucaramanga,”[1] coordinado por Beatriz González, toma como punto de partida el concepto de caricatura que emplea un diccionario del siglo XVII donde “la caricatura es una exageración burlesca de las partes mas marcadas de la cara de modo que el parecido se conserve y se pueda reconocer la cara de la persona de la cual se hace la carga.”[2] Siguiendo el ejemplo de esta investigadora tomamos como referente conceptual un diccionario actual como el Larousse, para ver si existe alguna variación de la idea tenida en el siglo XVII con respecto a la que se concibe hoy por hoy como caricatura, encontrándonos que para éste la caricatura “es una figura ridícula en la que se deforma las facciones y el aspecto de algunas personas.”[3]

Esta conceptualización distante en épocas no difiere mucho aunque nos revela en una primera instancia un concepto básico similar, nos ayuda a establecer los elementos iníciales que constituyen una caricatura como: la exageración, el recargamiento de los rasgos más sobresalientes en una persona, la deformación, entre otras. De esta manera estos dos conceptos nos perfilan hacía los principales ingredientes que estructuran este tipo de imágenes.

Por otro lado existen autores que rompen el esquema descriptivo como lo hace Ramón Columba refiriéndose a la caricatura como “una chispa que busca iluminarnos el alma, a través del lápiz, la pluma o el buril del Artista”[4] o por el contrario aquellos que posan su mirada un poco mas alejada del concepto y se atreven a darle un valor agregado como lo hace Baudelaire al referirse a la caricatura como una imagen que posee una relación estrecha “con todo los hechos político y religiosos que han conmovido a la humanidad, graves o frívolos, relativos al espíritu nacional o a la moda.”[5] Estos autores nos ayudan a enriquecer el concepto de caricatura en la medida en que señala la relación intrínseca que existe entre la caricatura y los distintos acontecimientos emanados del diario vivir del hombre, hechos o acontecimientos que deben ser atendidos por los historiadores en busca de aquellas huellas dejadas en tan completas imágenes.
Esta idea será afianzada por investigadores más contemporáneos como Thomas Milton Kemnitz, experto y conocedor del tema, el cual considera que “las caricaturas son una fuente o recurso para los historiadores que se ocupan del estudio de la opinión pública y de las costumbres o hábitos sociales en la medida en que ellas se ocupan de tales asuntos”[6]

En esta misma línea de pensamiento se encuentra J. Enrique Peláez Malagón, investigador español que opta por el concepto de que la caricatura es “una imagen unida al grabado o a cualquier otro tipo de reproducción masiva que consiste en una reducción o síntesis visual por medio de líneas en donde las personas u objetos son representados y la idea de agresividad, degradación, juego fantasía o vertiente humorística están en mayor o menor medida patente con el fin de crear un código con el que se pueda representar una opinión, una crítica, o en definitivas un contenido que se quiere dar a conocer en relación a una persona, una idea o una situación determinada”[7]

Frente a este concepto es apropiado mencionar su importancia en la medida en que se amplía e inserta nuevos elementos que no eximen de la caricatura sus características visuales y estéticas, sino que por el contrario las subraya y complementa al querer manifestar que la caricatura alcanza a recoger una opinión importante de la sociedad, siendo esta decodificada por el sujeto que visualiza este tipo de imágenes, realizando así una lectura y asociación de un hecho o acontecimiento determinado de la realidad inmediata. Otra de las características que podemos extraer de esta definición es la tímida relación que se le atribuye a la caricatura como objeto de investigación histórica, puesto que uno de sus principales componentes es su estrecha relación con la vida religiosa, cultural, social y política del hombre.

Es claro hasta el momento la definición de caricatura y sus distintos elementos que la componen. Pero ¿caricatura y caricatura política significan lo mismo? Puede que a simple vista sí, puesto que estas dos definiciones tienen en común su estructura básica con la diferencia que a la segunda se le adiciona un adjetivo. Pero conceptualmente hablando podemos decir que sí existe diferencia, ya que  la primera hace referencia específicamente al concepto visual de la imagen y la segunda precisa el objetivo específico que compone ese conjunto visual. En pocas palabras la primera abarca una idea global, mientras que la segunda señala un propósito particular.

Esta definición de caricatura política ha sido acuñada, al igual que la definición básica de caricatura, por distintos investigadores interesados en dicha temática. Uno de ellos J. Pelaez Malagón plantea que la caricatura política “es aquella cuyo tema gira en relación a cuestiones estrictamente políticas, desde un nivel local o internacional en la que no solo se representan a diversos personajes contemporáneos, sino que además también son representado por imágenes conceptuales, decisiones u opiniones sobre política en general”[8]

L. Strercher otro interesado en este tema reconoce que este tipo de caricaturas “representan figuras reconocidas o genéricas (como un partido, una nación, el pueblo, etc.) Situaciones o hechos reales, claro, desde una perspectiva deformadora que exagera los rasgos sobresalientes o distintivos, trabajo con parlamentos o frases dichas por alguna autoridad, lo cual indica que el caricaturista se preocupa por darle identidad a sus creaciones, está interesado en que se reconozca a quien (es) y a que situaciones ha dibujado, todo ello con el ingrediente de la ironía o la mordacidad”[9]

Es importante mencionar que para la comprensión de estas imágenes se necesita conocer el estado en que se encuentra la política de la época en cuestión, además del desarrollo periodístico y técnico de las artes gráficas, sin dejar de un lado el contexto social y artístico del momento en que fueron creadas.

Con la misma fuerza e interés que los anteriores investigadores y elaborando toda una serie de trabajos de carácter histórico en donde la caricatura es su objeto de estudio, Darío Acevedo Carmona identifica una serie de características adecuadas para tener presente al momento de identificar y estudiar la caricatura política. La primera de estas cualidades consiste en “la deformación o exageración de los rasgos de los personajes”; la segunda, se encarga de “los personajes, situaciones, lugares y hechos que figuran en los dibujos” los cuales son identificables para el lector; la tercera, se inspira en “hechos de la actualidad política doméstica e internacional”; la cuarta, de “las historias, imágenes, metáforas y alegorías que se constituyen en síntesis o simplificaciones de una situación o personaje, dicen mucho en muy pocos trazos o líneas”; la quinta, donde existe dislocación o trastrocamiento de hechos o de cosas dichas y responsabilidades; la sexta, la que tiende a señalar cualidades humorísticas y artísticas, particularmente las del dibujo, y por ultimo  las que constituyen armas de ataque o de defensa”[10]. Además de lo anterior, éstas son apoyadas en tradiciones iconográficas al utilizar símbolos, alegorías y signos entresacados del contexto cultural en el cual se movía el caricaturista y su órgano de expresión como sugiere este autor.

Como lo he dicho anteriormente, son muy pocos los documentos y escritos realizados en torno a este tema y muy pocos también los que se atreven a delimitar y escudriñar el concepto con el propósito de llenar el vacío existente, por tal motivo creo conveniente estas precisiones conceptuales, con el fin de destacar las cualidades fundamentales del concepto de caricatura política que en los textos de autores nacionales vistos hasta el momento, les ha faltado una elaboración mas profunda y precisa, con la posibilidad de lograr una idea mucho mas diáfana de lo que realmente llega a representar la caricatura y en especial la caricatura política.



Autor.
Andrés Felipe González Bolaños
Historiador de la Universidad del Valle
(C) Maestría en Filosofía Universidad del Valle (Colombia)
Magister en Historia Social Universdiade Federal do Pará (Brasil)
Doctorando en Historia Social Universidade Federal do Pará (Brasil)  
Docente Facultad Ciencias Sociales y Humana.
Institución Universitaria Antonio José Camacho.




[1] Caricatura en Bucaramanga, Banco de la Republica, Museo de Arte Moderno de Bucaramanga, 1987, Historia de la caricatura en Colombia, Numero 7.
[2] Ibíd. p. 7
[3] Enciclopedia Larousse, Larousset, t. 3.p. 270.
[4] Ramón Columba. ¿Qué es la caricatura? Buenos Aires Argentina, Editorial Columba, Marzo de 1959.
[5] BAUDELAIRE Charles, Lo Cómico y la Caricatura, Madrid, Ediciones Visor, 1988.p.15
[6] Kemnitz, Thomas Milton, “The cartoon as a historical source” en Journal of Interdisciplinary History IV:I (summer, 1973), Massachussets of Institute Technology, USA.
[7] J. Enrique Peláez Malagon. El Concepto de la Caricatura como Arte en el siglo XIX. http://sincronia.cucsh.udg.mx/caricatur.htm.
[8]  Ibíd.
[9]  Darío Acevedo Carmona, Es la caricatura política una Fuente para la Investigación de la Historia Política.
[10] Ibíd.
[11Este escrito es un pequeño fragmento de mí trabajo monográfico de pregrado titulado:  La caricatura política en "El Relator" una expresión de la cultura política. 1926-1930. Defendido en el año 2007, en el Departamento de Historia de la Universidad del Valle, para optar al título de Historiador.